Diversidad familiar y COVID-19: La voz de los y las profesionales
En el monográfico precedente, “Diversidad familiar y Covid-19: La voz de las familias” se reflejó, desde la voz de las familias, cómo la pandemia está suponiendo una prueba de esfuerzo y un espejo donde se reflejan las debilidades y fortalezas del sistema de apoyo a la familia en su triple función de prevención, promoción y protección. El presente monográfico es la otra cara de la misma moneda. Conocer cómo han vivido los y las profesionales dicho impacto, las adaptaciones realizadas en su trabajo diario con niños, niñas, adolescentes y familias en su diversidad, así como sus propuestas de mejora es un ejercicio clave. Así pues, el objetivo de este monográfico es reflejar la voz de las profesionales en diversas cuestiones, desde sus principales emociones durante esta crisis hasta lo que han aprendido tras ella, de modo que nos ofrezca una mirada positiva y constructiva hacia el futuro. Este monográfico ha sido posible gracias a la participación de profesionales pertenecientes a la confederación Cáritas, Fundación Secretariado Gitano, Fundación Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) y la Asociación para la Protección del Menor (APROME), todas ellas fieles exponentes de la atención a la diversidad familiar que se quería resaltar.
Durante la pandemia, los y las profesionales no solo han lidiado con sus propias emociones y preocupaciones sino también con las de las familias con las que trabajan. En general, los y las profesionales reportaron sentirse tensos, inquietos, estresados o angustiados en el transcurso de la pandemia. De forma específica, profesionales pertenecientes a la Fundación Secretariado Gitano informaron haber sentido “mucha preocupación por las familias gitanas porque sus condiciones de vida antes de la pandemia eran difíciles y con la pandemia se han agudizado mucho”. Las grandes demandas de apoyo han llevado a los profesionales a trabajar fuera de su horario laboral, lo que ha supuesto un estrés añadido. Profesionales de APROME apuntaron que el hecho de trabajar desde casa, junto con el aislamiento social y la exposición continua a información negativa, han provocado la desesperanza en momentos puntuales. Desde Cáritas informaron haber experimentado un desgaste generalizado en los equipos, cuyas causas van más allá del exceso de trabajo, siendo las situaciones de urgencia y la puesta en práctica de medidas de asistencialismo lo que ha llevado al malestar de los trabajadores. Por su parte, la fundación ANAR expresó que la complejidad de los casos atendidos durante el periodo de confinamiento absoluto (ej. maltrato intrafamiliar, violencia de género o problemas psicológicos graves) ha supuesto un gran desafío para los profesionales.
Pese a que la situación ha sido estresante por la elevada carga de trabajo, los profesionales se han sentido envueltos en un clima de trabajo colaborativo donde se han podido dar apoyo mutuo en tareas y funciones, y también a nivel emocional. En palabras de Cáritas, ha habido un “tratar de acompañar y cuidar” a los equipos. APROME informa de que durante el comienzo del trabajo se produjeron pequeños conflictos personales relacionados con la resistencia a aportar soluciones y medios personales que favorecieran el buen curso de la actividad laboral. Según profesionales de Cáritas, los cambios en el espacio de trabajo, desde lo telemático hasta lo presencial, con las mascarillas y todas sus implicaciones, han generado nuevas formas de comunicación. No obstante, APROME también informa de que los equipos de trabajo han salido de esta crisis con una visión reforzada sobre el propio equipo.
El mapa de necesidades detectadas en relación con la diversidad familiar es amplio y diverso. La Fundación Secretariado Gitano destaca las necesidades económicas para las cuestiones más básicas como la alimentación o los productos de higiene, incluidas mascarillas, así como la necesidad de recursos digitales para minimizar la brecha digital. En este caso, tanto escolares niños, niñas y adolescentes como mujeres en proceso de formación vieron afectada la continuidad de su educación. Desde APROME destacan la necesidad de atención social, médica, psicológica y psiquiátrica a personas mayores y niños/as, con necesidades especiales y de salud mental, apuntando que “estas necesidades se han visto desatendidas gravemente, lo que ha ocasionado alteraciones en las familias y repercute negativamente en el bienestar social”. La fundación ANAR enfatiza que la tensión de la situación se ha manifestado en un aumento de las dificultades en las relaciones familiares lo que ha derivado en un incremento de la violencia intrafamiliar. Desde Cáritas destacan la necesidad de agilizar los trámites telemáticos burocráticos además de asegurar una posible presencialidad en los trámites que pueda garantizar la universalización de los servicios, la necesidad de la presencia de comunidades digitales y de acompañamiento desde lo telemático, la necesidad de retomar los espacios de los más vulnerables o la necesidad de desarrollo de un sentido comunitario.
Con respecto a la satisfacción con la respuesta dada y la capacidad de adaptación del servicio, las diferentes entidades coinciden en que han respondido lo mejor que han podido a las necesidades más urgentes de las familias durante la pandemia, destacando la capacidad de adaptación y readaptación a las necesidades que han ido surgiendo. Por ejemplo, el grupo ANAR desarrolló el CHAT ANAR, que les permitió ofrecer un servicio de alta calidad. En sus palabras, “hemos sido capaces de ‘entrar en sus casas’ a través de nuestras Líneas de Ayuda, especialmente el Chat ANAR, que cuenta con una tecnología silenciosa y segura para los menores de edad que estaban en convivencia con sus agresores 24 horas, así como ayuda rápida ante problema psicológicos graves como intentos de suicidio, autolesiones, miedo y violencias extremas”. Más allá de la satisfacción con el trabajo realizado, desde APROME destacan que “los/las profesionales han salido peor parados en esta situación”. El sentido de la obligación y el esfuerzo con las familias en ocasiones ha llevado a desatender las propias necesidades relacionadas con la organización, el cuidado y el reconocimiento propio ante el sobreesfuerzo realizado.
Las entidades han logrado un avance a nivel tecnológico que ha permitido, principalmente durante el periodo de confinamiento estricto, que los y las profesionales hayan podido seguir prestando el servicio a través de las tecnologías de la comunicación. Desde la Fundación Secretariado Gitano destacan el uso de las plataformas de comunicación online y los sistemas de almacenamiento en la nube, además de mecanismos de seguridad para el manejo de información. En este espacio la fundación ANAR destaca haber logrado desarrollar en tiempo récord una tecnología novedosa (Chat ANAR) que les permite coordinarse en tiempo real con los departamentos jurídico y social. “Esta coordinación es absolutamente necesaria para poder generar la mejor orientación posible, derivar a recursos e intervenir en situaciones de riesgo en contacto con los servicios de protección al menor, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad o Equipos de Emergencia”.
Tras la complicada situación generada por la pandemia, los y las profesionales también extraen reflexiones y aprendizajes en positivo. En general, los equipos se han visto fortalecidos, han sido capaces de generar alternativas y recursos que jamás habrían pensado. Fundación Secretariado Gitano destaca que estas sinergias entre equipos y otras entidades sociales es fundamental cuando se trabaja con derechos humanos. La Fundación ANAR menciona que la situación también ha servido para darse cuenta del rol fundamental que desempeñan en el acompañamiento a aquella población infantil y adolescente que no tienen ningún otro familiar al que pedir ayuda. A nivel personal, los y las profesionales de APROME han aprendido a mejorar la gestión del estrés, desarrollar la capacidad de resiliencia y valorar todavía más las relaciones familiares y personales. Por su parte, los y las profesionales de Cáritas destacan como aprendizajes tras esta crisis la necesidad de profundizar en la mirada de los derechos humanos y ser conscientes de que no estamos solos, “vamos de la mano de otros y otras y, sobre todo, de las personas que acompañamos”.
Los y las profesionales que han participado en este monográfico también han compartido las claves para mejorar sus respectivos servicios de cara al futuro. Desde APROME señalan la necesidad de cuidar al equipo, reconociendo y reforzando los logros conseguidos; continuar avanzando en la digitalización; reducir la presión de la administración sobre todos los integrantes de la organización; organizar, ordenar y ajustar de forma paulatina el ‘pequeño caos’ producido por los continuos cambios; trabajar en conjunto con la administración, organización, familias y profesionales. La Fundación Secretariado Gitano destaca la necesidad de disponer de dispositivos móviles que puedan mantenerles en contacto con las familias que atienden, así como disponer de equipos informáticos que donar al alumnado o prestarles durante el curso escolar, con tarifa de datos incluida. Además, también destacan la necesidad de incluir medidas destinadas a cuidar la salud mental de los y las profesionales, por ejemplo, haciendo seguimientos periódicos de la salud mental de los equipos de trabajo. ANAR destaca la necesidad de adaptar la infraestructura para que su capacidad de atención no se vea disminuida. Y, por último, desde Cáritas señalan que la situación vivida implica por parte de los y las profesionales mayores niveles de formación, participación y coordinación, así como la incorporación de otros aprendizajes. Además, los tiempos que vivimos exigen a los y las profesionales mayores niveles de exigencia en cuanto a tiempos, competencias y dedicaciones. Y por último, destacan “el derecho a conectarnos y desconectarnos” debido a la necesidad de cuidado y autocuidado.