SUICIDIO EN LA ADOLESCENCIA. ¡ALERTA TEMPRANA!
1. Conceptualización
Desde una perspectiva histórico-cultural, tanto la conceptualización del suicidio como la legislación y las actuaciones a llevar a cabo en su prevención e intervención han ido modificándose. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se define como un acto multifactorial y multicausal deliberadamente planeado e intencional iniciado por la persona. Actualmente se considera como un grave problema social de salud pública. Su incidencia en la adolescencia, su alta prevalencia y sus graves consecuencias lo han revelado como un fenómeno social, al que se deben encaminar todos los esfuerzos para su prevención desde los distintos ámbitos que tienen influencia en este problema: entorno educativo, sanitario, social y comunitario.
Existe un amplio consenso sobre la continuidad y la diversidad de la conducta suicida, abarcando desde aspectos cognitivos hasta los conductuales (Vargas et al., 2012). Generalmente la gestación del suicidio comienza en el plano cognitivo o del pensamiento, con la ideación suicida teniendo su origen en la insatisfacción vital de la persona. La ideación suicida puede presentarse como la preocupación por la vida, el deseo de morir o la planificación y representación mental de todos los pasos y conductas autodestructivas que se desean realizar hasta alcanzar el objetivo letal (Sánchez-Sosa et al., 2010). El intento suicida, que puede ir precedido de amenazas que se dan frecuentemente en la comunicación suicida, está formado por actos, conductas o gestos autoinfligidos como cortes, quemaduras, golpes o sobredosis de sustancias que pueden dar lugar al desenlace fatal (Horacio et al., 2012). Estos actos, en los que no existe intencionalidad de quitarse la vida, se denominan autolesiones no suicidas (Gobierno Vasco, 2022). Sin embargo, la imprudencia de estos hechos puede llevar accidentalmente a la muerte. Las autolesiones no suicidas se han visto incrementadas en los últimos tiempos como retos virales anunciados en las redes sociales a los que se suelen prestar los y las adolescentes, dentro de la búsqueda de notoriedad a toda costa que inspira gran parte de sus actuaciones en el espacio digital (ver monográfico “Postureo digital en la adolescencia” en esta página web).
El aumento de la prevalencia del suicidio en los últimos años, disparada a consecuencia de la pandemia Covid-19, precipitó en 2015 la incorporación del objetivo de reducir en un tercio la tasa mundial de mortalidad por suicidio a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 2030 (Organización Panamericana de la Salud, 2021). Cada año, más de 700.000 personas pierden la vida por esta causa (Organización Panamericana de la Salud, 2021). Está considerada la quinta causa más frecuente entre los niños, niñas y adolescentes de 10 a 19 años, la cuarta entre las edades de entre 15 y 19 años y la tercera entre las niñas y las adolescentes de este grupo de edad (UNICEF, 2021). En España, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE, 2023) muestran que es la primera causa de muerte externa o no natural entre los y las adolescentes. Por tanto, estos datos señalan la importancia de prevenir y atender los casos de sospecha de intenciones de suicidio en esta etapa evolutiva.
No se debe olvidar que la adolescencia es una etapa especialmente delicada donde se producen importantes e intensos cambios físicos, sociales y emocionales que pueden conllevar algunos desajustes con la familia, lo que junto a su exposición a determinadas influencias tóxicas de los iguales o de otros adultos, incrementa la vulnerabilidad del o la adolescente a pensamientos y conductas suicidas (López, 2021). En este sentido, resulta destacable que no existe un perfil específico que nos permita identificar a las personas vulnerables a las conductas suicidas, y, particularmente en la adolescencia, por ello el foco de atención preventiva debe dirigirse al ámbito personal, familiar y social con predominio del escolar y comunitario (Vázquez et al., 2023).
2. Alerta temprana del suicidio
El modelo socio-ecológico de prevención del suicidio de Cramer y Kapusta (2017) contempla un marco teórico multinivel tanto para la investigación como para la intervención temprana del suicidio. Según argumentan los autores, prestar atención a las áreas personal, relacional, social y comunitaria puede ayudar a identificar actitudes, síntomas o comportamientos considerados de riesgo para el suicidio, y, por tanto, desde esta perspectiva integral promover un enfoque preventivo de actuaciones.
Actualmente, aunque, a diferencia de otros países europeos, en España no existe de forma específica un plan nacional de prevención y abordaje del suicidio, esta temática está integrada en la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud y el Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024, así como en las leyes educativas. Además, las Comunidades Autónomas cuentan con planes, protocolos o programas específicos, que, pese a no ser homogéneos, presentan objetivos y medidas similares. Así, por ejemplo, debido a que resulta urgente la prevención integral del suicidio desde varios ámbitos, en 2022 los departamentos de Educación y Salud del Gobierno Vasco diseñaron la Estrategia de Prevención, Intervención y Posvención[1] de la Conducta Suicida en el Ámbito Educativo, con el fin de configurar una actuación sistemática en los centros escolares frente a la conducta suicida. En ella describen, entre otros contenidos, los factores de protección y de riesgo diferenciando entre el ámbito personal, familiar, escolar y social.
Los factores de protección en el suicidio, que deben fortalecerse desde el enfoque preventivo para disminuir el impacto negativo de los factores de riesgo sobre la ideación y conducta suicida, son los siguientes:Entre los factores de protección personales se encuentran el tener una autoestima adecuada y un propósito en la vida, el adecuado desarrollo de las habilidades sociales y emocionales, las actitudes y valores prosociales.
- Entre los factores de protección personales se encuentran el tener una autoestima adecuada y un propósito en la vida, el adecuado desarrollo de las habilidades sociales y emocionales, las actitudes y valores prosociales.
- Entre los factores de protección familiares destacan los vínculos seguros y estables con los miembros de la familia o la percepción de accesibilidad, confianza y apoyo por parte de ésta para poder comunicarse emocionalmente de una manera abierta y sincera.
- Ente los factores de protección escolares y sociales predominan las relaciones positivas con adultos referentes como profesores, expectativas positivas de desarrollo socio-personal educativo, el establecimiento de vínculos seguros y estables con los iguales, la percepción de accesibilidad, confianza y apoyo por parte de, al menos, una persona que pertenezca al grupo de pares para poder exponer experiencias, ideas u opiniones personales sin sentirse juzgado o la realización de actividades saludables individuales o grupales en el tiempo libre.
- Entre los factores de riesgo personales se encuentran los problemas de salud crónicos físicos o mentales, padecer rechazo por tener una orientación sexual o identidad de género no normativa, presentar una personalidad con excesiva sensibilidad, exigencia y perfeccionismo o con una alta impulsividad y baja tolerancia ante las frustraciones o la falta de habilidades para pedir ayuda
- Entre los factores de riesgo personales se encuentran los problemas de salud crónicos físicos o mentales, padecer rechazo por tener una orientación sexual o identidad de género no normativa, presentar una personalidad con excesiva sensibilidad, exigencia y perfeccionismo o con una alta impulsividad y baja tolerancia ante las frustraciones o la falta de habilidades para pedir ayuda.
- Entre los factores de riesgo familiares destacan la pertenencia a familias desestructuradas con rentas bajas y las situaciones vitales estresantes que viven los niños, niñas y adolescentes, como sufrir o haber sufrido situaciones de violencia intrafamiliar o abusos sexuales y maltrato físico o psicológico, la pérdida de algún ser querido o los conflictos familiares graves y las separaciones conflictivas de los progenitores (Save the Children, 2021). Tal y como se destaca en la Estrategia del Gobierno Vasco (2022), convivir en un entorno con altos niveles de exigencia y perfeccionismo promovidos por la familia o la escuela es un factor de riesgo de especial relevancia sobre todo en la adolescencia, donde los modelos a alcanzar se van estructurando y la percepción de no alcanzarlos puede dar lugar a sentimientos de fracaso, desesperanza o disminución de la autoestima.
- Ente los factores de riesgo escolares y sociales predominan la bajada del rendimiento escolar, mostrar aislamiento social, presentar cambios bruscos de comportamiento o haber estado expuesto al contagio social del suicidio. Las redes sociales se han impuesto en las relaciones interpersonales que mantienen niños, niñas y adolescentes, y, aunque las nuevas tecnologías ya son en sí mismas un factor de riesgo, sobre todo para los más vulnerables, por la dificultad de control y fácil accesibilidad a juegos o retos que pueden ser peligrosos, el ser víctima o agresor de acoso escolar o ciberbullying es un importante factor de riesgo de suicidio, multiplicándose la tendencia de ideaciones e intentos suicidas (Save the Children, 2021). Por estas razones se debe prestar especial atención al uso que hacen de las mismas y al contenido al que están expuestos, el cual debe estar regulado por los padres y madres (Rodrigo et al., 2022; 2023).
Además de considerar factores de protección y de riesgo en el suicidio, existen señales de alerta que nos advierten de que estamos probablemente ante una persona que desea atentar contra su propia vida. Estas señales son expresión del sufrimiento emocional y desesperanza e identificarlas tempranamente ayuda a detectar el riesgo y a actuar en consecuencia. Estas señales de alerta se pueden identificar a través de la comunicación suicida y pueden ser (Gobierno Vasco, 2022):
- Verbales: pueden estar relacionadas con la propia vida o el futuro, comunicando sentimientos de desesperanza e infelicidad con la vida; con la propia persona, aludiendo a la percepción de inutilidad, vergüenza o culpabilidad; o con la muerte, exponiendo abierta y constantemente el deseo de morir o dañarse como la única salida a la liberación y alivio.
- No verbales: están relacionadas con actos o hechos, pasados o presentes, como, por ejemplo, haber tenido un intento de suicidio recientemente, realizar búsquedas referentes al suicidio en internet, presentar cambios en los hábitos de sueño o alimentación, así como disminuir el cuidado personal, mostrar cambios en la personalidad, carácter o ánimo, aislarse socialmente o presentar un deterioro en el rendimiento escolar y faltas de asistencia reiteradas en el centro educativo.
3. Estrategias de supervisión y atención parental
Existen estudios que demuestran la influencia de factores familiares en el riesgo ante la conducta suicida. El modelo explicativo del riesgo suicida con base en factores familiares (Guerrero et al., 2022) destaca como mayor factor de riesgo suicida el funcionamiento familiar y la percepción de los miembros de la familia sobre el mismo, lo cual está avalado por otros autores (e.g., Sheftall et al., 2013).
Por tanto, la familia y su dinámica juegan un papel importante en la prevención del suicidio en esta población fomentando conductas de apoyo y afecto y promoviendo la implicación y aceptación de los hijos e hijas, así como un espacio de comunicación y relación interpersonal fortalecedor y capacitador en línea con los principios de la Parentalidad Positiva difundidos en esta página. Generalmente en los últimos hallazgos de la investigación correspondiente al estudio del papel de los estilos de crianza parental en el riesgo de suicidio se ha observado que los estilos parentales autoritario y negligente aumentan la probabilidad de ideación y conducta suicida mientras que apuntan al estilo democrático como factor protector (Singh y Kumar, 2018).
Para poder hacer frente y actuar ante el suicidio desde una perspectiva preventiva, resulta necesario tomar conciencia de algunos mitos o ideas erróneas alrededor del suicidio que pueden interferir en la correcta identificación de ideas o conductas relacionadas con el mismo. A continuación, se exponen las más frecuentes recogidas de distintas fuentes como el Gobierno Vasco (2022) (consultar aquí), la Fundación Española para la Prevención del suicidio (consultar aquí), la Confederación de Salud Mental Española (consultar aquí) o el programa PREVENSUIC (consultar aquí).
- No se puede actuar ante una persona que desea quitarse la vida. Es falso, ya que es posible la prevención de las conductas suicidas y las fatales consecuencias que pueden derivarse de ellas. Para ello es necesario la divulgación y formación para la detección de señales de alerta, así como políticas específicas de prevención.
- No se puede ayudar a una persona en crisis suicida si no se tiene formación. Es falso, ya que hablar resulta liberador, también cuando hablamos de suicidio si se interactúa de manera adecuada con la persona que se encuentra en un momento de crisis. Las conversaciones que instan a solicitar ayuda profesional y que hacen mención expresa al compromiso de apoyo promueven la reflexión, que puede ser crucial ante el sentimiento de ambivalencia en los casos de emergencia, los cuales requieren atención y acompañamiento, que deben ser percibidos por la persona en crisis.
- Quien se quiere suicidar no lo dice, lo hace. Es falso, ya que tanto la comunicación verbal como la no verbal informa sobre el riesgo de conducta suicida. Por tanto, las amenazas o los intentos de suicidio no deben ser infravaloradas en ningún caso y son consideradas señales de alerta para actuar de inmediato, aunque puedan parecer conductas manipuladoras.
- El suicidio es un fenómeno que solo ocurre en adultos, no en niños, niñas y adolescentes. Es falso, ya que, de acuerdo con las estadísticas oficiales y las últimas noticias, el suicidio no es ajeno entre los más jóvenes, incluso hay un aumento de casos, por lo que se requiere prevención desde edades tempranas.
- El suicidio es un acto de cobardía o valentía. Es falso, ya que categorizar las conductas suicidas no resulta útil. El suicidio tiene que ver con el sufrimiento y desesperanza, que se van intensificando y favorecen los intentos y conductas suicidas, los cuales necesitan gran determinación para consumarse, lo que prueba el arraigo de la angustia vital que presenta la persona.
- La persona que se suicida quiere morir. Es falso, ya que detrás de las señales de alerta e intentos de suicidio existe un gran sufrimiento y desesperanza que llevan a la situación extrema de atentar contra la propia vida. Sin embargo, existe una necesidad imperiosa de cambiar las circunstancias de vida y aliviar el dolor, tan intensa que hace pensar que tampoco hay solución a sus problemas más allá de la muerte. Por tanto, el foco debe estar en abordar el malestar de la persona y mejorar sus condiciones vitales mediante el apoyo personal y profesional.
4. Recursos y servicios
En España se ha integrado el abordaje preventivo del suicidio de manera transversal principalmente en dos campos, en el escolar y en el de la salud. La presencia de recursos y servicios específicos que aborden el suicidio puede salvar vidas al eliminar el estigma existiendo varias vías accesibles para solicitar ayuda.
4.1 El coordinador o coordinadora de bienestar y protección en los centros educativos.
Dada la indiscutible relevancia del contexto escolar en el desarrollo y bienestar de los niños, niñas y adolescentes, y los factores de protección y de riesgo del suicidio que pivotan sobre esta área (López, 2021), se describe brevemente la figura del coordinador o coordinadora de bienestar y protección en los centros educativos y su papel en la prevención y actuación frente el suicidio (Espinosa, 2022).
Aunque en el anteproyecto de ley de 2018 ya se introdujo esta figura a petición del Ministerio de Justicia dentro del marco de las políticas de salvaguarda infantil y adolescencia, se ratificó y reguló en la legislación educativa española con la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, de Educación y la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia (LOPIVI). En el marco de los principios de las políticas de salvaguarda infantil que debe promover el coordinador o coordinadora de protección en los centros educativos están la protección de niños, niñas y adolescentes o la prevención, detección precoz e intervención ante comportamientos que supongan un riesgo, desde un enfoque integral considerando los contextos de aprendizaje tanto físicos como virtuales, y abordando las necesidades del alumnado para mejorar su bienestar favoreciendo las condiciones que lo sustentan (Espinosa, 2022; UNICEF, 2021).
Entre las principales funciones del coordinador o coordinadora de protección recogidas en el artículo 35 de la LOPIVI y que son fundamentales para la prevención y abordaje del suicidio en los centros escolares están:
- Promover planes de formación sobre prevención, detección precoz, protección de los niños, niñas y adolescentes, dirigidos tanto al personal que trabaja en los centros como al alumnado.
Promover medidas que aseguren el máximo bienestar para los niños, niñas y adolescentes, así como la cultura del buen trato a los mismos.
Fomentar el respeto a los alumnos y alumnas con discapacidad o cualquier otra circunstancia de especial vulnerabilidad o diversidad, tales como por ejemplo su condición de extranjeros.
Coordinar, de acuerdo con los protocolos que aprueben las administraciones educativas, los casos que requieran de intervención por parte de los servicios sociales competentes, debiendo informar a las autoridades correspondientes, si se valora necesario, y sin perjuicio del deber de comunicación en los casos legalmente previstos.
Con todo ello, la existencia de esta figura desde el marco normativo refuerza la apuesta por un sistema educativo que promueva el bienestar y la protección a la infancia y adolescencia en un contexto crucial en estas etapas vitales, defendiendo sus derechos y detectando y atendiendo sus necesidades.
4.2 Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud
La actual Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud en la que han colaborado profesionales y asociaciones expertas en el abordaje del suicidio tiene vigencia durante el periodo 2022-2026, por lo que la actualización con respecto a la última Estrategia es reciente. Debido a la alta proporción de problemas de salud mental entre las personas que han sobrevivido a un intento de suicidio o que murieron a causa de éste (Hoven et al., 2010; OMS, 2014), en esta actualización del documento se ha incorporado la Línea Estratégica 3 de prevención, detección precoz y atención a la conducta suicida. En esta Línea se presta especial atención a la etapa de la adolescencia por ser un grupo de riesgo donde el número de suicidios se incrementa exponencialmente en el tramo de edad de 15 a 29 años respecto a menores de 15 años (Ministerio de Sanidad, 2022). La estrategia tiene dos objetivos generales: (1) Detectar de forma precoz y prevenir las conductas suicidas y (2) Mejorar la atención a las personas con riesgo suicida. Además, aporta recomendaciones de actuación para que las comunidades autónomas las implementen. La Estrategia y concretamente los contenidos de Línea estratégica 3 pueden consultarse aquí.
Aunque la inclusión de la temática del suicidio en la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud ha sido un avance en este campo, se plantea el deb
ate sobre la conveniencia de aunar esfuerzos para el desarrollo e implementación de un plan nacional para la prevención del suicidio, aún inexistente como tal en España.
4.3 Teléfono 024
Esta línea de atención telefónica directa a la conducta suicida está promovida por el Ministerio de Sanidad y atiende a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida y a sus familiares y allegados. Este servicio es de alcance nacional, gratuito, confidencial y está disponible las 24 horas del día, los 365 días del año.
Se ha activado asimismo el servicio de chat del 024, enfocado a favorecer un acceso más universal y hacia un perfil más joven de personas usuarias.
4.4 Otros recursos y servicios específicos
En cuanto a otros recursos y servicios útiles en la divulgación, formación, prevención y posvención del suicidio existen, y cada vez más, diferentes páginas web y asociaciones que ofrecen ayuda y facilitan gratuitamente información, materiales y documentos elaborados y supervisados por profesionales, sobrevivientes de intento de suicidio y supervivientes (personas afectadas que han tenido acercamiento con el suicidio porque han perdido a algún familiar o amigo/a cercano). Entre ellas, además de las mencionadas en el apartado 3 de este documento, destacan:
- PAPAGENO (consultar aquí): Se trata de una plataforma dirigida tanto a profesionales involucrados en la prevención del suicidio como a personas que lo sufren directa o indirectamente donde se aportan guías y otros recursos como aplicaciones web destinadas al abordaje del suicidio en distintas circunstancias (v.g., aplicación interactiva CALMA para promover estrategias en momentos de vulnerabilidad o crisis, o PREVENSUIC, herramienta para detectar el riesgo suicida y poder tomar medidas preventivas al respecto, tanto por parte de quienes la padecen –directa o indirectamente– como por los profesionales que tienen que abordarla). Es importante destacar que estos recursos nunca sustituyen el trabajo profesional, pero pueden ser una ayuda complementaria.
- REDAIPIS-FAEDS (consultar aquí): Es una organización independiente y sin ánimo de lucro que está formada por psicólogos profesionales expertos en la conducta suicida y por socios supervivientes. Desde esta organización se proporciona orientación puntual a familiares o allegados que conviven con una persona con conducta suicida o familiares en duelo por suicidio.
Finalmente, cabe señalar que las personas cubiertas por el SEGURO ESCOLAR (estudiantes menores de 28 años desde 3º de la ESO hasta el tercer ciclo universitario) tienen derecho a la atención especializada de neuropsiquiatría (tanto en régimen hospitalario como psicoterapia ambulatoria, incluso privada, en este caso con una duración de 6 meses con posible prórroga de 6 meses más) de todos los procesos neuropsiquiátricos que, por su gravedad, afecten a la continuidad de los estudios, excluidos los denominados trastornos del desarrollo psicológico y del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia y adolescencia (consultar aquí).
PARA SABER MÁS:
Recursos audiovisuales con testimonios de profesionales, sobrevivientes y supervivientes de suicidio:
- Reportaje 2021 RTVE: Crónicas. "Alerta. Suicidio juvenil": https://www.youtube.com/watch?v=uFSu6lHC3Vo
- Reportaje 2020 Cruz Roja: “Hablemos de suicidio”: https://www.youtube.com/watch?v=x3V4AMJVarw
Referencias:
- Cramer, R. J., y Kapusta, N. D. (2017). A Social-Ecological framework of theory, assessment, and prevention of suicide. Frontiers in Psychology, 8. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2017.01756
- Espinosa, Mª. A. (2022). Coordinador o coordinadora de bienestar y protección en la comunidad escolar. Madrid: Ministerio de Educación y Formación Profesional. Secretaría de Estado de Educación. Dirección General de Evaluación y Cooperación Territorial. Subdirección General de Cooperación Territorial e Innovación Educativa. SGCTIE.
- Gobierno Vasco. (2022). Estrategia de prevención, intervención y posvención de la conducta suicida en el ámbito educativo. https://www.euskadi.eus/documentacion/2023/estrategia-de-prevencion-intervencion-y-posvencion-de-la-conducta-suicida-en-el-ambito-educativo-departamento-de-educacion-gobierno-vasco-2022/web01-sede/es/
- Grunbaum, S., y Rodríguez, C. (2022). Posvención por suicidio con adolescentes. ASSE y UNICEF Uruguay. https://codajic.org/posvencion-por-suicidio-con-adolescentes/
- Guerrero, E. G. P., Carrillo, L. J. L., y Arias, L. V. C. (2022). Evaluación de un modelo explicativo del riesgo suicida con base en factores familiares. Interdisciplinaria, 39(2), 297-312. https://doi.org/10.16888/interd.2022.39.2.19
- Hoven, C. W., Mandell, D. J., y Bertolote, J. M. (2010). Prevention of Mental Ill-health and Suicide: Public Health Perspectives. European Psychiatry, 25(5), 252-256. https://doi.org/10.1016/j.eurpsy.2010.01.011
- Instituto Nacional de Estadística. (2023). Defunciones según la causa de muerte. Provisionales 2022. https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176780&menu=ultiDatos&idp=1254735573175
- López, D. (2021). El suicidio: grupos de alto riesgo y grupos vulnerables. RINED, Revista de Recursos para la Educación Inclusiva, 1(1), 29-36. https://www.revistarined.com/suicidio-grupos-alto-riesgo-y-vulnerables
- López, P. V., Pedreira, P. A., Martínez-Sánchez, L., Cruz, J. M. G., De Luna, C. B., Herrero, F. N., Vázquez, A. R. S., Hernández, P. J. R., y Suárez, A. D. (2023). Autolesiones y conducta suicida en niños y adolescentes. Lo que la pandemia nos ha desvelado. Anales De Pediatría, 98(3), 204-212. https://doi.org/10.1016/j.anpedi.2022.11.006
- Ministerio de Sanidad (2022). Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud. Período 2022-2026. Ministerio de Sanidad. https://www.sanidad.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/docs/saludmental/Ministerio_Sanidad_Estrategia_Salud_Mental_SNS_2022_2026.pdf?fbclid=IwAR1-txrledKZDeaq0I5uiMW3Ee0uLIQU0fP_fsKc_7ZFVsudDyO-i5htIs0
- Organización Mundial de la Salud. (2014). Preventing suicide: a global imperative. Disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/131056/9789241564779_eng.pdf;jsessionid=0E635E2D1886F11F9FCA0A5924ABB2B1?sequence=1
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- Singh, V. y Kumar, R. (2018). Parenting style and adolescent suicide ideation: A review. International Journal of Academic Research and Development, 3(2), 1245-1252. https://www.researchgate.net/publication/356970411_Parenting_style_and_adolescent_suicide_ideation_A_review
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[1] La posvención se refiere a las actuaciones dirigidas a afrontar el duelo de las personas afectadas por un suicidio y a los efectos de la experiencia dolorosa. Contribuyen a la reducción de daños y a la mitigación de impactos negativos en los supervivientes (padres/madres, hermanos/as, hijos/as, parejas u otras personas con vínculos cercanos a la persona que se suicidió) (Grunbaum y Rodríguez, 2022).