POSTUREO DIGITAL EN LA ADOLESCENCIA

1. Las Tecnologías para la Relación, la Información y la Comunicación (TRIC)

La era digital ha venido posibilitada por las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) dando lugar a su uso amplio y generalizado en diferentes ámbitos, como el educativo, familiar, científico o económico. Además, en los últimos años se ha intensificado el uso de las TIC en el ámbito social como una herramienta para facilitar la comunicación y relaciones interpersonales, especialmente durante y tras la COVID-19. Por ello se ha acuñado recientemente el término de Tecnologías de la Relación, Información y Comunicación (TRIC), referidas específicamente al ámbito social e interactivo. Estamos ante un nuevo paradigma comunicacional, la ciber-comunicación (Arab, 2015) que ha irrumpido en nuestros hábitos de uso cotidiano expandiendo el mundo digital hacia el ámbito íntimo y personal de la narrativa de eventos y experiencias vitales.

Es muy notable el uso de las TRIC entre las y los adolescentes, quienes cuentan ya con una cierta trayectoria teniendo en cuenta que en España se comienza a utilizar en edades tempranas, y que la edad media del primer móvil está entre 10 y 11 años (UNICEF, 2021). Este estudio fue realizado con 41.509 adolescentes, de entre 11 y 18 años distribuidos por 17 comunidades autónomas del Estado español. La información recogida evidenció que el 99% utiliza una o más aplicaciones de mensajería instantánea y que el 98,5% de las y los adolescentes está registrado en alguna red social.

Los resultados de este estudio indican que las TRIC se han introducido como un elemento adicional y primordial en el campo social y relacional de los niños, niñas y adolescentes, por lo que requiere especial atención la educación sobre su uso y la información sobre las consecuencias que pueden derivarse de las mismas. Ello requiere poner en marcha una supervisión parental para promover el uso productivo y adecuado de estos recursos, regular y modular su uso, ser consciente de los peligros que conllevan y utilizar las medidas preventivas necesarias para evitar riesgos (Rodrigo et al., 2022).

2. ¿Qué es el postureo digital?

Uno de los fenómenos que han surgido en torno a las redes sociales es el “postureo”, neologismo coloquial recogido en la RAE en 2014 que alude a la “actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción”. La aplicación de este concepto al campo de las redes sociales se conoce como “postureo digital”, que cobra cada vez más relevancia para los jóvenes. La necesidad de exposición continua de una vida ideal y un aspecto magnífico de acuerdo con la moda se ha convertido en un acto normativo de construcción de una identidad con la que se quiere ser aceptado, admirado y reconocido. El postureo digital viene a coincidir con una fase crucial en el desarrollo de la identidad que puede quedar impostada y forzada al exhibirse y verse reflejada en miles de espejos sociales y juzgada según unos supuestos cánones. La construcción de la identidad es una tarea vital en la adolescencia que determina el establecimiento del concepto de uno mismo y la autoestima, de cómo cada uno se diferencia y asimila a los demás, además del grado de ajuste a los cánones sociales aceptados por el grupo de pertenencia.

El contenido expuesto en las redes sociales y la presencia de personas “influencers” inciden directamente en la conformación del postureo digital en la adolescencia (Martínez y Sánchez, 2016). Centrándonos en las personas “influencers”, la palabra viene de “influencia”, y hace referencia al poder, valimiento o autoridad de alguien para servir de modelo a otras personas respecto a su estilo de vida y opiniones sobre diferentes temas, pero también a sus creencias, actitudes y valores. Dadas las características de las redes sociales con tiempo y espacio limitado los mensajes exponen solo una parte (la mejor) de la vida, perpetuando valores y creencias en su mayoría sesgados e irreales, relacionados con el éxito fácil y rápido, la importancia del físico y de determinados comportamientos que pueden tomarse como cánones a seguir y, por tanto, susceptibles de perpetuarse. Por ejemplo, se puede trasladar una información no contrastada sobre dietas específicas a seguir, o formas de salir de la anorexia cuando no se tiene formación en esos temas. Sin embargo, por la cobertura que posee, el mensaje alcanza a un gran número de personas seguidoras que se hacen eco y difunden dicho contenido y finalmente se acepta sin verificar ni buscar ayuda y apoyo de profesionales y expertos acreditados.

3. Riesgos a través de las TRIC

Tanto el estadio evolutivo en el que se encuentran cuando comienzan a utilizar las TRIC como los cambios en la comunicación mediada a través de Internet hacen especialmente vulnerables a los niños, niñas y sobre todo a las y los adolescentes expuestos a la red. Aunque algunos de estos riesgos también podrían ser extrapolables al contexto offline, cobran más importancia en el entorno online debido a sus características particulares, como son el anonimato, el falseamiento de la identidad o el compromiso de la privacidad de los datos que favorecen la manipulación. Resulta crucial extremar las precauciones en este ámbito para evitar que el postureo digital se transforme en una exposición indeseada que les haga a chicos y chicas ser víctimas de chantajes o engaños, sobre todo cuando se establece contacto con personas desconocidas sin haberse desarrollado eficientemente las habilidades sociales y sin tener un conocimiento del medio ajustado a la realidad. Todo ello puede conllevar riesgos que es necesario prevenir, o en su caso, actuar en consecuencia, para evitar o minimizar consecuencias negativas a nivel psicológico o social.

Algunos de los riesgos a través de las TRIC que se han intensificado recientemente son:

• Ciberacoso: Se define como la acción de intimidación a otra persona a través de los medios digitales. Se especifica ciberacoso escolar o ciberbullying cuando se produce entre personas menores frecuentemente en el entorno educativo. El ciberacoso conlleva conductas malintencionadas de manera continuada en el tiempo con el objetivo de minar la autoestima y la dignidad de las víctimas ante el regocijo y aprobación de los observadores que corean las acciones del agresor/a.
• Sexting. Se refiere al envío o recepción de mensajes de tipo sexual a través de los dispositivos electrónicos; puede ser en formato de texto, imágenes, fotos o vídeos. El conflicto aparece cuando el material explícito se envía a terceros sin consentimiento, ya que una vez que dicho material es compartido en la red se pierde el control total sobre el mismo y queda a merced de otras personas con capacidad para hacer un uso lucrativo de él, lo que dificulta romper la cadena de difusión. Existen dos tipos de sexting: activo, cuando el usuario envía contenido personal, o pasivo, cuando recibe dicho contenido.
• Grooming: Hace referencia al acoso ejercido por una persona adulta a un niño, niña o adolescente de manera intencionada y con objetivo sexual. La persona adulta, muchas veces falseando su identidad por la de otro niño, niña o adolescente, entabla una relación y un vínculo de confianza con el/la menor tomando el control emocional del mismo para facilitar la manipulación y extorsión. El contenido sexual en el grooming puede ser explícito o implícito. A la persona adulta acosadora se le denomina “groomer” y se suelen diferenciar patrones de conducta comunes en fases que suelen estar presentes en estos casos: (1) creación de un vínculo de confianza; (2) aislamiento de la víctima; (3) valoración de los riesgos; (4) conversaciones sobre sexo; (5) peticiones de naturaleza sexual (Save the Children, 2019; Afoe 2021).

Estas conductas pueden perpetuarse en diferentes contextos de interacción, tales como redes sociales, videojuegos y/o el “streaming” de vídeos, populares entre los jóvenes. Existen conductas en los niños, niñas y adolescentes que nos pueden estar dando señales de que estamos ante cualquiera de las circunstancias anteriormente mencionadas o sus vertientes. Fruto de la humillación, amenazas y coerción derivados de estos hechos, se genera un impacto negativo significativo en las víctimas, por ejemplo, pueden aislarse, comunicarse con menos frecuencia o estar más inestables emocionalmente sin motivo aparente.

4. Estrategias de supervisión parental

Las madres y padres tienen la responsabilidad de garantizar que sus hijos e hijas estén protegidos, advertidos y sean conocedores de los riesgos de Internet. A pesar de su buen manejo técnico como “nativos digitales”, deben ser acompañados y supervisados para promover un uso seguro, responsable y crítico de las TRIC fomentando una buena higiene digital que les ayude a regular el uso que hacen de Internet, sobre todo de las redes sociales.

La parentalidad digital supone una ampliación de las habilidades de la parentalidad positiva incluyendo aquellas competencias que ayudan a regular el uso de las TRIC en los hijos e hijas, haciendo más seguro el entorno digital. Para ello, se requiere mantener una comunicación abierta e involucrarse activamente en las actividades en Internet de los hijos e hijas, informarles y protegerles contra los riesgos para prevenirlos.

El Consejo de Europa (2017) ha elaborado una guía educativa en la era digital dirigida a la orientación parental para la protección online de los niños, niñas y adolescentes contra la explotación y los abusos sexuales en Internet. Entre dichas orientaciones están:

1. Cuando tu hijo o hija sea víctima de coacción y extorsión sexual (por ejemplo, grooming)

La principal recomendación es detener cualquier comunicación, no compartir más contenido ni sucumbir a las amenazas por parte de la persona acosadora, por ejemplo, pagando a cambio de la condición que plantee. Ante este tipo de situaciones es fundamental buscar ayuda de inmediato, denunciar los hechos tanto en las plataformas como ante la policía y darles a conocer las pruebas, por ejemplo, capturas de pantalla con toda la información recabada.

2. Cuando tu hijo o hija envía contenido sexual explícito o en caso de que lo haya recibido (sexting)

En el momento en que se proporciona a los hijos e hijas un dispositivo tecnológico, deben explicarse las normas y riesgos que pueden derivarse de su uso, así como debatir y acordar el contenido que se puede publicar y enviar. Es importante interesarse por la vida digital de los hijos e hijas para mostrarles la confianza que pueden depositar en su madre o padre, lo que fomentará que comparta aspectos o experiencias que haya tenido en Internet y ayudará a prevenir posibles riesgos. Si, por ejemplo, tu hijo o hija ha cometido un error enviando fotos de contenido sexual, es crucial no culparles, mostrarles apoyo y empatía y aprovechar la ocasión que se presenta para hablar de sexo, compartir valores y puntos de vistas que ayuden en futuras ocasiones a tomar buenas decisiones.

3. Cuando tu hijo o hija mantiene conversaciones de contenido sexual con desconocidos

Con el objetivo de limitar riesgos, es una responsabilidad parental supervisar la actividad digital de los hijos e hijas y, por tanto, ser conocedores de con quién intercambian conversaciones, y asegurarse de que no añaden a personas desconocidas como “amigos” en redes sociales. En ocasiones no es posible obtener de manera explícita toda la información de parte de los hijos e hijas, por lo que también se debe prestar atención a señales o comportamientos no verbales, por ejemplo, observar si actúa de manera diferente o apaga la pantalla del ordenador cuando la madre o padre entra en su habitación. Asimismo, las figuras parentales son los responsables de configurar los ajustes de privacidad tanto de los dispositivos como de las plataformas o redes sociales de los hijos e hijas. Deben revisarse con frecuencia ya que es posible que con las actualizaciones dejen de operar.

Manejarse en el mundo digital requiere una serie de conocimientos y reglas de comportamientos acordes al mismo, de manera similar a lo que ocurre en el mundo analógico. Por ello, es fundamental conversar con los hijos e hijas y aconsejarles sobre cómo deben actuar, por ejemplo, pensar y razonar críticamente antes de publicar, compartir información o incluso tras consumir dicha información. Esta temática debe tratarse de manera relajada, directa, abierta y fluida para asegurarse de que los hijos e hijas tomen al padre o a la madre como figura de referencia para contar cualquier acontecimiento que le haya ocurrido.

4. Cómo asegurarse de un buen uso de las TRIC de los hijos o hijas

“Childnet” ha elaborado las reglas “Be smart online” donde se contemplan los aspectos principales para evitar riesgos y peligros en Internet. Las madres y padres pueden utilizar este recurso y compartirlo con los hijos e hijas.

• Seguridad: mantener a salvo la información personal (nombre, dirección, contraseñas) para mantenerse a salvo uno/a mismo/a.
• Conocidos: quedar con una persona con la que solo se ha mantenido contacto por Internet puede ser peligroso, ya que esa persona es desconocida. Si además pide alguna vez quedar, información personal o fotos/vídeos tuyos, se debe informar inmediatamente a un adulto y denunciarlo.
• Aceptar: pensar detenidamente antes de hacer clic o abrir algún contenido online (por ejemplo, enlaces, anuncios, solicitudes de amistad, fotos), ya que nunca se sabe a dónde pueden conducir o si pueden contener virus. No aceptar nada si no existe seguridad de quién es la persona que ha enviado el material.
• Fiable: no fiarse de todo lo que se ve en Internet, el contenido puede estar desfasado o no ser real. Para encontrar información fiable, es importante comparar al menos tres sitios web diferentes, consultar libros y hablar con alguien sobre lo que se ha encontrado.
• Contar: hablar con un adulto de confianza si algo o alguien intenta molestar, preocupar o confundir.

Existen distintas plataformas donde poder buscar información y recursos elaborados por expertos en la temática y puede solicitarse ayuda profesional en caso de ser requerida. A nivel nacional, puede acudirse al Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (https://www.incibe.es/menores), perteneciente al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital de España a través de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. También puede enviar un mensaje a infoacoso (https://infoacoso.es/), un proyecto web español sin ánimo de lucro que informa, educa y conciencia sobre la seguridad en Internet aportando materiales y teléfonos de ayuda.

Para saber más:

• Monográfico sobre parentalidad digital: Rodrigo, M.J., Balsells, M.A., Bernardino, E., Espinosa, M.A., Hidalgo, V., Maiquez, M.L., Martín, J.C., Martínez, R.A., & Pizarro-Carmona, A. (2022). Parentalidad digital. Familias en Positivo. https://familiasenpositivo.org/monograficos/parentalidad-digital
• Artículo sobre identidad adolescente: Martínez, M. y Sánchez, E. (2016). Construcción de la identidad y uso de redes sociales en adolescentes de 15 años. PsicoEducativa: reflexiones y propuestas, 2(4), 17-23.
• Guía sobre parentalidad digital: Milovidov, E. (2017). Parenting in the digital age. Parental guidance for the online protection of children from sexual exploitation and sexual abuse. Council of Europe.
• Artículo sobre el abuso de Internet: Morahan-Marín, J. (2005). Internet Abuse: Addiction? Disorder? Symptom? Alternative Explanations? Social Science Computer Review, 23(1), 39-48. http://doi.org/10.1177/0894439304271533
• Vídeo de la campaña de Europol contra la coacción y extorsión sexual de menores en Internet: https://www.youtube.com/watch?v=_whpii1co1g
• Plataforma Internet matters: https://www.internetmatters.org/es/
• Plataforma Childnet: https://www.childnet.com/resources/be-smart-online/